MI PRIMER BOLSO

Muchos de vosotros ya sabéis que para mí la artesanía es un paraje aún casi sin explorar. Dentro de Nóis Mémo, Ramiro es el que ha aportado la experiencia, el estilo y el saber hacer del artista, y yo me he dedicado más a la parte del marketing para darle a conocer. En un momento dado, y tras mucho observar, me lancé a hacer las carteras, y después, me atreví con los cinturones. Fueron trabajos facilitos para alguien sin experiencia en el mundo del cuero como yo.

Pero siempre hay una primera vez para todo. Y con los bolsos ya me he estrenado. El otro día, me reencontré con una gran amiga, Raquel (como no, a través de Facebook), con la que no contactaba hace ya varios años. Una gran ilustradora que quedó maravillada con nuestro trabajo, y que no dudó en encargarnos un bolso donde le cupieran todas sus cosas de mamá. Pero con una pequeña condición: que fuera yo la que hiciera el bolso.

Y ha sido todo un reto, le he puesto una gran ilusión porque mientras lo hacía, evoqué un montón de buenos recuerdos que habíamos vivido juntas. Mientras pensaba en la forma del bolso, ya que ella me dio manga ancha para diseñarlo como quisiera, me acordé de nuestros primeros días de instituto. Cuando cortaba la piel y pegaba las partes, reviví nuestras primeras salidas nocturnas. Y mientras lo cosí e hice el dibujo pirograbado, recapitulé sobre esos momentos de primera juventud tan difíciles y tan plenos a la vez.

El resultado, el que veis en la fotografía. Y es que cuando las cosas se hacen con cariño se nota. La artesanía, no sólo me está trayendo sensaciones nuevas y otras formas de ver la vida, sino que hasta me hace recuperar viejos amigos. Éste ha sido mi primer bolso, para Raquel, pero os aseguro que no será el último.